Gabriel es Dios. Constituye la esencia del poder central. Si el Arcángel Miguel es el mismo Jesús, hijo de la Virgen María, entonces, Gabriel es el padre de Miguel. La paloma del Espíritu Santo correspondería a Gabriel. Sin embargo, es un dato consumado casi por todas las versiones de que el Arcángel Gabriel es el único femenino de los Siete Ángeles que rigen el universo. En ese caso, Dios sería una mujer.
Nos enfrentamos a uno de los tantos misterios que rodean a la concepción divina de la Santísima Trinidad. Y de la Fe, en general.
El Dios nuestro (monoteo) es superior a los anteriores porque organizó el mundo de mejor manera. Simplificó las cosas para que funcionaran por sí solas. Pero no pudo abstenerse de la osadía de generar antologías de contradicciones.
En la narración de esta novela, encontramos una trampa. El objetivo estratégico del enemigo consistía en la eliminación de lo más grande que el hombre ha imaginado. Dios, que todo lo ve y prevé, había respondido al enviar al segundo de sus hijos con anticipación.
El desarrollo de esta crónica de hechos se remonta al origen de la Banda de Poetas que Dios ayudó a organizar para que defendieran al mundo. Ellos se encargarían de preparar las condiciones para la próxima venida del segundo semidiós. El mismo Gabriel iba a entrenarlos.