A partir de los años 2000, una nueva realidad latinoamericana, caracterizada por la consolidación de la democracia en una gran parte de la región y por el ascenso al poder de dirigentes de izquierda, despierta numerosos interrogantes respecto de las representaciones e imaginarios como condiciones sine qua non del ser-juntos.
A través del estudio de casos y del análisis de corpus de naturaleza diversa, este trabajo colectivo demuestra hasta qué punto las representaciones y los imaginarios son constitutivos de nuestras sociedades, y que, si estas dimensiones no son tomadas en cuenta, mediante el análisis del discurso, toda tentativa de aprehensión de la realidad social se comprueba incompleta.