urante los últimos años, el auge de los dispositivos móviles y las redes sociales está generando cambios en los hábitos de consumo de información y en las formas de producción dentro de la industria mediática. Estas mutaciones, cada vez más rápidas y acusadas, dibujan un nuevo ecosistema en el que los usuarios se ven abrumados por la sobreabundancia de información, lo que redunda en un menor nivel de profundidad en el consumo y la comprensión de los contenidos. Desde el punto de vista de los medios de comunicación, esta "infoxicación" obliga a competir por la atención de la audiencia, dejándose llevar, en muchos casos, por la dictadura de la inmediatez y el empleo de técnicas sensacionalistas en la redacción de titulares y piezas informativas.