El modelo capitalista, incluyendo su orden social y geopolítico y su concepción de la existencia, está inmerso en una profunda crisis y agoniza, especialmente en Estados Unidos -su centro económico, político, mediático y cultural en los últimos cien años-. Este es el eje alrededor del cual gira la reflexión de la obra. La profunda crisis del país más poderoso del planeta ya es visible: desde los cientos de miles de personas que viven en las calles o las epidemias de drogadicción que cada año se cobran la vida de unas cien mil personas, hasta la catástrofe climática y la obscena acumulación de riquezas de la élite financiera. Sus problemas existenciales son, al mismo tiempo, un cuestionamiento de la existencia de la especie humana en el planeta: diferencias sociales extremas, destrucción del ecosistema por la insaciable necesidad de crecimiento económico a través del consumo, guerras permanentes y fanatismos medievales por todas partes. Una de las tesis centrales del libro radica en la idea de que el progreso científico, tecnológico y social actual, producto de siglos de conocimiento acumulado, ha sido secuestrado por las élites del poder económico, financiero, político, militar, mediático y cultural. Con el traspaso del centro de poder desde el tradicional imperialismo noroccidental hacia Oriente y sus inevitables conflictos bélicos y cibernéticos, estos problemas cruciales están siendo postergados. Todo ello nos está llevando al borde de un abismo al cual la Humanidad, en miles de años de historia, nunca se había enfrentado.