Hay historias que, contadas y archiconocidas, no dejan de ser una curiosidad para quienes no la vivieron, y volver al recuerdo de aquellos que tuvieron la oportunidad de transitar por ellas. Así sucedió con el autor de este volumen; entre lágrimas de alegría, por la confianza en él y el saber que dejaba atrás a la madre de 86 años aterrizó Baracutey en Angola. Todo parece que el principio y el fin del cumplimiento de la misión de Raimundo Vilar estaba pronosticado para los meses de verano, porque en agosto de 1986 fue llamado a partir, y en el mismo mes de 1988 la patria lo recibió, y su madre soportó para morir en sus brazos a los 10 días de su llegada, al decir de él "?con la mochila del alma llena" de solidaridad y amor por otros necesitados.