En estos sentidos escritos, donde la vida nos brinda nuevos amaneceres, mi inclinación por la escritura renace como un Fénix dormido. Recordar con sentimientos mimetizados a autores leídos en el transcurso de la vida, donde los archivos mentales se activan con sabores diferentes de sellos y frases recordadas. Los recuerdos del pasado vívido son un raudal de escritos que no pueden dejar de fluir con sus alternancias del presente.
Instantes que fueron plasmándose en el papiro, momentos impregnados de sentimientos como un sueño dormido con un paréntesis guardado mientras desarrollaba mi carrera humanística. Es un despertar de ese letargo de sueños dormidos para plasmar en escrituras esas historias de las historias. Creo firmemente que cada uno de nosotros fue testigo de nuestros propios recuerdos guardados, fundamentalmente por experiencias de vidas acompañadas por sus lecturas del ayer.
Afloran hoy en mi forma de expresarlas en prosas y relatos vivencias que rescatamos con inmensas melancolías, momentos buenos y no tan buenos, aquellos que nos brindó la existencia. De eso se trata esta nueva obra: recordar en cada escalón, recuerdos añorados que, a través de la escritura, son un despertar de sueños dormidos. Hoy, nos duelen los afectos de vivencias del ayer y nos reconfortan el presente del recuerdo. Es una combinación de historias, momentos, alegrías y tristezas. ¡Esa es la vida! Seguiré tratando de narrarlos y desglosarlos en relatos y prosas, experiencias de una existencia con sus luces y sombras que hacen al cuento de la razón del existir, esperando que lo disfruten en este nuevo camino de vida que tan solo es un despertar de un sueño dormido.