La de Daniel Sada (1953-2011) es una obra compleja que muestra un campo de fuerzas tensionado; una suerte de máquina constituida por una serie de polaridades disruptivas: un escritor de formación clásica que coquetea con la vanguardia; una voz que abreva en las fuentes populares ligadas a la oralidad a la vez que una escritura extremadamente sofisticada y culta; un poeta que quiere ser narrador y un narrador que deviene poeta; dos mundos que se enfrentan: el campo y la ciudad; un anacrónico con voluntad de ser moderno. Escritor difícil, radical, a la vez que esquivo, Sada pareciera exceder siempre a la crítica, como si un resto suyo desbordara la ilusión interpretativa o la estabilidad del sentido. A partir de una investigación exhaustiva sobre la recepción y la crítica de la obra de Daniel Sada, este libro desarrolla la hipótesis de un modelo de lectura basado en la noción de voz escritura, al poner énfasis en la continuidad y no en la cesura subyacente entre todos estos elementos dispares: el cuerpo (la oralidad, lo popular, lo narrativo) de un lado y el lenguaje (la expresión, el estilo, la forma) del otro. Asimismo, este trabajo examina la relación entre el lenguaje, la violencia y el juego, tres elementos que conforman una gramática particular sadiana (una sintaxis propia) que logra captar la situación política actual de México.