La visión occidental actual considera que el ser humano es un animal que, debido a sus carencias naturales, tuvo que convertirse en hombre y cuya finalidad en la vida es únicamente procurarse su subsistencia. En cambio, la visión andina plantea que el ser humano es uno más de los que hay en la naturaleza y cuya misión es ayudar a esta a ser mejor de lo que es. La una es homocentrista, pues considera al hombre superior al resto de la naturaleza y se atribuye el dominio del Universo, mientras que la otra es integrista, ya que coloca al hombre como parte de un esfuerzo conjunto para el desenvolvimiento pleno de la vida. Son dos ideas distintas sobre lo que los seres humanos somos y sobre lo que tenemos que hacer desde que nacemos hasta que morimos. De cada una de ellas es que se desprende una filosofía y un modelo de desarrollo específicos, los cuales vienen a ser el mapa y los planos con los que se diseñan las sociedades.