Es un error adjetivar a las emociones como positivas o negativas, plantear que algunas emociones son algo así como errores de la naturaleza. Todas pueden ser enriquecedoras, cuando son resueltas. Las emociones no han de ser controladas, ni eliminadas, ni siquiera gestionadas. Simplemente se resuelven. Y se resuelven devolviéndoles su naturaleza de acción, una acción que adquiere su sentido cuando se incluye en ella a nuestras relaciones y vínculos.
Estudio y propuesta a la vez, y yendo desde la visión general a las emociones concretas, este libro plantea la necesidad de recuperar la naturalidad de la emoción para lograr una vida plena. Las emociones colorean el aquí y ahora. Son patrones de reacción rápida, inmediata. Podemos posponer el aquí y ahora de la emoción, pero ella sigue aspirando a convertirse en aquí y ahora. Si no actúa coherentemente, actuará distorsionada, pero actuará, porque somos vida en acción y la emoción es vida en acción. Ni puede ni quiere pararse.
El objetivo es disolver el viejo conflicto entre lo razonable y lo emotivo, donde la pasión se convierte en una peligrosa amenaza. La vida apasionada es aquella en la que emoción y razón tienen la misma meta. La emoción es el brazo que tensa el arco y la razón el ojo que dirige a la flecha