En este pequeño libro, el autor nos regala con arte y sencillez deliciosas páginas llenas de misterio, aventura, suspense y acción que llenarán la imaginación de los niños. La suave narración y las agradables descripciones de escenas en un entorno bucólico seguro que captarán la atención de niños y adolescentes en su incesante búsqueda de lo desconocido, de su misterio, de lo que hay más allá del horizonte, más allá de esa colina, al otro lado del río. Para los adultos, esta lectura, además de ser un entretenimiento cultural, podría ayudar a recuperar algo que tal vez hoy no existe o no se valora o ni siquiera se siente a veces: ¡el sabor de una fruta silvestre, el delicioso aroma de una flor, el simple olor de la tierra, del aire del campo! De todos modos, mi opinión sobre los escritos del autor sería sospechosa, ya que en cierto modo soy algo cómplice de su bendita «adicción a la escritura», como diría Mário (Menino) Quintana, o como diría yo «pecado de escribir», porque es una especie de «vástago nuestro», y ya saben que el búho presume de su muñón, de sus polluelos, etcétera, etcétera. Sin embargo, este «muñón», este «polluelo» es muy especial. Texto (de 1995) del profesor Anselmo Campesato - (In Memorian).