El título del libro enuncia dos tesis distintas: por una parte, se sostiene que la condición situada del hombre posee, como característica distintiva, una contextura arquitectónica propia que es necesario describir, por otra parte, debe profesarse, en el seno del ejercicio profesional de la arquitectura, un profundo compromiso programático con esta condición humana. El punto de encuentro crítico entre estas dos tesis se le confía a la reflexión del propio lector.