El premio imposible es como una lámpara en medio de la oscuridad, que arroja luz sobre los fundamentos teológicos de la adicción y la recuperación. En sus páginas, el lector se enfrentará a una verdad cruda: la lucha contra la adicción no es simplemente una cuestión de fuerza de voluntad ni un juego psicológico de ajedrez, sino una batalla espiritual, un enfrentamiento entre las fuerzas de la desesperanza y la gracia redentora de un poder superior. Por eso, El premio imposible invita al lector a entablar un diálogo profundo con sus propias vulnerabilidades, animándolo a renunciar a la vana búsqueda de soluciones nacidas del esfuerzo propio, y a dirigir la mirada hacia lo divino.