Somos muchas personas las que crecimos convencidas de que tendríamos que renunciar a construir una «familia propia» como peaje a pagar por decidir no cumplir con la norma en relación a nuestras orientaciones e identidades sexogenéricas. No solo criar o no criar hijes, sino constituirnos como unidades reconocidas y reconocibles social y legalmente.
No obstante, en los parques, en las cenas de Navidad y también acompañando al pie de la cama en hospitales, vemos y somos cada vez más las que, desde el desacato a la cisheteronorma, estamos habitando espacios históricamente vedados para cualquiera de nosotras, bolleras, trans, marikas, bisexuales y todas las posibles disidencias presentes y por venir.
Seguimos resistiendo y construyendo futuros.
Coordinado por Silvia Nanclares, con prólogo de Silvia Agüero.